El Rincón Literario de Paco Marín : “No es tiempo de peros”
TÍTULO: No es tiempo de peros
AUTOR: David Jiménez “El Tito”
EDITA: Versátil (2018)
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14 x 22 cm. Número de páginas: 416. PVP: 19,90 €. ISBN: 978-84-17451-31-8
Mis anteriores reseñas, Muertes de sobremesa e Inspector Solo, las iniciaba con la siguiente frase:
«La especie humana es la más salvaje del mundo»
La mantengo, nuevamente, en No es tiempo de peros y la complemento con esta otra que aparece en la página 317 de esta tercera obra del, para mí, ya, maestro del género negro:
«El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir»
Con esta novela, que completa una gran trilogía, “El Tito” se corona como uno de los grandes de la literatura negra. La trilogía comienza con la irrupción del asesino del café y… acaba con el ¿último? trabajo del mismo, a la vez que deja una sentencia muy clara «Yo siempre cuido de los míos».
En Muertes de sobremesa la historia comienza con un asesinato en un piso, del Paseo Alfonso XIII, frente al hipermercado Carrefour. […] Después de dieciocho años vuelve a la palestra un asesino en serie […] sus víctimas aparecen desnudas sentadas frente a la mesa de la cocina, con dos tazas de café y el dedo anular amputado. La búsqueda de dicho asesino la inicia en inspector Marcial Lisón.
Cuando leí Inspector Solo anoté: Posiblemente, Marcial Lisón, posea, sin saberlo, una doble personalidad o una personalidad subyacente que le hace perder, no sólo, los papeles y la compostura en muchos momentos […] Despertar en el interior de su coche, frente al edificio de Sasha, sin recordar cómo ha llegado hasta allí, y descubrir que la han asesinado, solo será el comienzo de una vorágine autodestructiva que alcanzará su cénit cuando Marcial compruebe que Zoe lo ha traicionado. Pero ¿por qué no recuerda nada de esa noche? ¿Cómo gestionar una investigación en la que las evidencias se empeñan en convertirlo a él en el principal sospechoso?
Redondea, David, su buen hacer con un final en No es tiempo de peros de quitarse el sombrero… sencillamente inesperado e impresionante. De nuevo mis respetos.
Tengo que apuntar la impresión que me ha dejado la lectura de la novela al ver policías que juegan a ser policías.
Ella ya no es esa policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara.Él ya ni siquiera es policía.
Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo único que los une es una causa común: encontrar al Cazador.
Pero compartir un objetivo no los convierte en compañeros, solo en socios; unos socios que tendrán que lidiar con una relación amor-odiobasada en engaños.
Para Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le resulta insoportable.
La búsqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciarán un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigación de una de una trama de blanqueo de capitales que salpicará de sangre los cimientos de la ciudad.
Solo hay que dejar correr el tiempo para que todo encaje y quede situado en su perspectiva exacta y precisa. Marcial Lisón pasa a ser, simplemente, Marcial. Y es Marcial quién ajustará las clavijas a la historia que le rodea.
Novela intensa, muy amarga y ácida. Nos devora interiormente… sin estar seguros de cual es la deriva de un barco que, a veces, parece carecer de patrón.
Cartagena colapsada por la muerte y el mal comportamiento de muchos de sus habitantes -excepto la galga Sola-. Lean y lean y vuelvan a leer. Dejen que David Jiménez “El Tito” los guíe hasta un faro que todo lo iluminará y entonces, solo entonces… entenderemos… entenderemos qué “El Tito” ha llegado para quedarse.
David Jiménez “El Tito” (Cartagena, 1978). Es Licenciado en Biología por la Universidad de Murcia. Después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito de control de calidad, en la actualidad trabaja en la represión del contrabando como agente marítimo de Vigilancia Aduanera.
Ha sido colaborador de Castellón Noticias, como especialista en género negro, hasta su debut literario con Muertes de sobremesa (ACEN, 2015). Dos años después llegó Inspector Solo (Ediciones Versátil, 2017) y ahora No es tiempo de peros. Una serie de novelas que pueden leerse como una trilogía o de forma independiente.
Después de presentar su novela, en Cartagena, nos recibe “El Tito”. Gracias…
P.- ¿Quién es David Jiménez ‘El Tito’?
R.- Es un cartagenero que le apasiona el fútbol y la literatura, que estudió Biología en Murcia y que, actualmente, trabaja en una lancha rápida combatiendo el narcotráfico y el contrabando marítimo en Castellón. Ah, y que en sus ratos libres se dedica a leer y escribir.
P.- Por cierto ¿de dónde viene el apodo?
R.- Lo cierto es que es una historia algo decepcionante. Por resumirla mucho, diría que cuando trabajaba en un bar me dediqué a poner motes a todos los nuevos y, un día, me tocó el turno a mí. El compañero en cuestión empezó a decirme tito de forma cariñosa, como si fuese su tío, y los que fueron entrando lo perpetuaron sin ser muy conscientes de que no era mi sobrenombre oficial.
P.- ¿Cómo se le ocurren los nombres de sus personajes…incluidos perros? ¿Cuál es su personaje favorito?
R.- Los nombres de Muertes de sobremesa, excepto el del protagonista y la galga, los saqué combinando nombres y apellidos del auto de imputación del caso Malaya. En Inspector Solo usé un generador de nombres de Internet, aunque no aceptaba lo primero que me daba, sino que escogí entre varias opciones. Por último, en No es tiempo de peros, como recuperaba gran cantidad de personajes de las anteriores novelas, no tuve que calentarme mucho la cabeza. Además, hay una curiosidad que pocos aprecian, y es que de todos los personajes nuevos que salen solo dos se les pone nombre (que además es el nombre y apellidos reales de personas que me han ayudado a redondear el resultado final) y al resto se les conoce por un mote o algún rasgo llamativo, pero en ningún momento se desvela su identidad.
En lo referente al nombre de la galga, fue muy sencillo: usé el nombre real de la que me inspiró el personaje.
En cuanto a mi personaje preferido… es como preguntar a cuál de tus hijos quieres más. Todos tienen un encanto, pero es cierto que hay uno que cuando escribía sobre él, por la trascendencia que tiene al final de la trama, se me hacía especialmente divertido. Obviamente no puedo decir quién es, pero quien haya terminado la trilogía lo podrá adivinar fácilmente.
P.- El móvil de Marcial Lisón vibra al ritmo de Tú sin braguitas y yo sin calzones. ¿Por qué esa canción y no otra?
R.- Porque es la que suena en mi móvil. Y porque soy un apasionado de Kutxi Romero, dicho sea de paso.
P.- ¿Hay algún autor, cercano a usted, que haya influido en sus novelas? Si es así ¿en qué forma?
R.- Hay uno al que tengo mucho que agradecer: Pere Cervantes. Mantenemos innumerables e impagables conversaciones en las que él, como el gran escritor que es, me aconseja y me ayuda a crecer. Además, ha tenido el detalle de leer mis obras cuando solo eran un manuscrito y permitirme así pulirlas y llevarlas hasta mi editora más pulcras.
P.- ¿Estaba en su mente redactar una trilogía o ha llegado sin pretenderlo?
R.- En realidad, yo he escrito una trilogía por incompetencia. En mi cabeza todo se gestó como una única historia, pero cuando comencé a escribirla comprendí que el resultado final sería un tocho desproporcionado, así que opté por repartir la trama principal en tres y apuntalar cada parte con tramas paralelas que ocultasen un poco mis verdaderas intenciones.
P.- ¿Qué hay de común en un biólogo, un profesional de Vigilancia Aduanera y un escritor? ¿En qué situación se encuentra más cómodo?
R.- El biólogo está casi olvidado: hace muchos años que no ejerzo. Los otros dos, el agente marítimo de Vigilancia Aduanera y el escritor, tienen muy poco en común, pero mentiría si no dijese que el primero nutre muchísimo al segundo con su día a día.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- Por encima de la lluvia, de Víctor del Árbol.
P.- Venda sus libros. ¿Por qué hay que leer la trilogía de Marcial Lisón?
R.- Soy muy malo vendiendo mis novelas. Creo que no hay cosa más fea, salvo un padre hablando de su recién nacido, que oír a un escritor elogiar las bondades de su criatura. No obstante, haré un esfuerzo. La trilogía de Marcial Lisón y Sola (me parece que tanto monta y monta tanto) nos permite conocer las cloacas de la sociedad cartagenera, aquello que nunca encontraremos en una oficina de turismo y que, sin embargo, está conviviendo día a día con nosotros. También creo que se trata de una trilogía de personajes, en los que aquellos que hayan seguido su evolución podrán comprobar cómo la idea primigenia que se conformó de cada uno ha variado por completo al acabar con la última novela.
P.- Sus planes a medio y corto plazo ¿son?
R.- A corto plazo tengo que asistir a ‘Morella Negra’ y ‘Castelló Negre’, amén de dar unas charlas por los institutos de la zona fomentando la lectura y dando a conocer el trabajo del escritor.
A largo plazo, se resume en terminar mi primera novela post Marcial y que versa sobre narcotráfico marítimo, un mundo del que conozco algo y al que espero dotar de una nueva perspectiva,