Montanaro: LA OPERACIÓN SCHULMEISTER. LARGO CABALLERO VENDE ESPAÑA Y NEGRÍN CARTAGENA
LA OPERACIÓN SCHULMEISTER. LARGO CABALLERO VENDE ESPAÑA Y NEGRÍN CARTAGENA
Ahora celebramos, celebran la muerte de Franco desde el gobierno traidor, Sanchez se aprovecha de la herrumbre moral del país para gobernar dictatorialmente y separar a los españoles, tras 40 años de tranquilidad llegó Zapatero adulterando la sociedad y Sanchez prostituyendo la razón, las leyes y el consenso. Las dos Españas otra vez. Vamos con la historia…
Cuando la República pensó en vender Baleares y Canarias a italianos y alemanes. Durante una investigación en la Universidad de Stanford en el año 2005, un escritor español descubrió las actas de la Operación Schulmeister, un sorprendente y hasta entonces desconocido plan de la República para vender parte de España a Hitler y Mussolini.
Hace unos días y por casualidad llegó a mi conocimiento esta rocambolesca historia y su nueva dualidad entre aquel farsante presidente socialista contaminador de la II república española y el actual Sánchez o el traidor a la identidad española. Uno quiso vender Baleares y Canarias, incluso Negrín reduciendo la sinrazón desprenderse de Cartagena junto a Mahón, y el “otro” nos ha vendido a golpistas catalanes y terroristas vascos, esta nuestra España contemporánea.
Así las cosas, el historiador y periodista Manuel Aguilera Povedano nacido en los albores de la Constitución del 78 deja ver en su obra «El oro de Mussolini» de 2022, el alcance de la Operación Schulmeister, una iniciativa estúpida y ambigua, otro fango, de la República para lograr la retirada del apoyo de Hitler y Mussolini al bando franquista, comprando voluntades al enemigo, entonces se planteó la cesión de territorios como Baleares, Canarias o el Marruecos español a Italia y Alemania.
Corría ensangrentado el año 1937 y España llevaba un año en medio de una cruenta guerra civil. Fruto de la desesperación y el nulo avance de las fuerzas republicanas, una amalgama de estrategias e intereses más espurios que patrióticos se acunaban en las mentes republicanas, el gobierno de la República ideó la llamada Operación Schulmeister, cuyo objetivo no era otro que impedir la ayuda de Hitler y Mussolini a Franco y, todo a cambio de la cesión de varios territorios españoles como Baleares, Canarias y las posesiones españolas en Marruecos. Esta operación no estaba huérfana de ideología, la propia, así la operación fue puesta en marcha por el presidente del gobierno de entonces y cruel delincuente, Francisco Largo Caballero, junto a sus sicarios destacados, el ministro de Exteriores y el embajador en Francia, traidores no, renegados ingratos, pero todo bajo la autorización del entonces presidente de la República, otro impío moral, Manuel Azaña. Si juntamos los cuatro dan para una camorra española duradera.
La maniobra diplomática más arriesgada de la Segunda República durante la Guerra Civil nació en enero de 1937 en París, en el despacho del embajador y veterano socialista Luis Araquistáin. Le escribió a Francisco Largo Caballero, entonces presidente del Gobierno, para convencerle de que Mussolini y Hitler no ayudaban a Franco por razones ideológicas, sino más bien por intereses económicos y coloniales. El diplomático consideraba que los dictadores fascistas dejarían de apoyar militarmente a los sublevados a cambio de un trozo de suelo español. «Hay que comprar la no intervención en España», escribió.
La Operación Schulmeister recibió luz verde el 9 de marzo por parte del gobierno republicano. Araquistáin contactó con su homólogo italiano en Londres, Dino Grandi, y concertaron una reunión a la que asistirían dos de sus agentes de confianza. Tres fueron las condiciones impuestas por el duce para aceptar la oferta de la República, que quería utilizar como moneda de pago el Marruecos español, recuperar los cien millones de dólares ya gastados en la contienda, ventajas comerciales y un plan de ocupación de Baleares con una colonia de cien mil italianos que también contemplaba la cesión de Mallorca como base aérea. En su informe de 24 páginas al presidente del Gobierno, Araquistáin aseguraba que la última de las propuestas era «la más inadmisible».
Así, un archivo de la Universidad de Stanford descubierto en 2005 abrió el tarro de las esencias para Aguilera, encontró las actas de la Operación Schulmeister, el casi legajo constaba unas cien hojas manuscritas con un nivel de detalle sorprendente sobre las reuniones entre espías republicanos y fascistas». Asegura el autor del “oro de Mussolini” sobre su desconocimiento, inédito de la Guerra Civil española porque apenas hay rastro en los archivos, era un tema tan complejo y grave que mucha documentación se destruyó.
Algunas referencias muy esporádicas y sin mucho fundamento por parte de los escritores Javier Tusell y Ángel Viñas se habían publicado sin llegar a medir la importancia de la traición. De hecho, en 1950, la exministra republicana Federica Montseny señaló en una carta que «aún es demasiado pronto para escribir toda la historia» y pidió guardar el secreto por la gravedad del asunto. En palabras de Aguilera, «Yo creo que ya sí se puede contar toda la historia».
El historiador y periodista mallorquín cree que hubo «muchas posibilidades» de que España hubiera perdido esos territorios, «si Largo Caballero hubiera llegado a un acuerdo con Hitler y Mussolini», antepondría la separación del territorio antes de perder la guerra evitando el apoyo fascista. Tres territorios eran los juzgados en la época y en la trama que estaban en tratos espurios de un Consejo de Ministros malversado, sin embargo, hubo obstáculos externos e intereses internacionales que los negaban y limitaban, la presión del Reino Unido fue determinante y hechos como la derrota italiana en Guadalajara y el bombardeo de Gernika los terminaron de fulminar. La batalla de Guadalajara tuvo lugar entre el 8 y el 23 de marzo de 1937 en torno a la capital alcarreña y en ella participaron el Ejército Popular Republicano con el apoyo de las Brigadas Internacionales y, por otro lado, el Corpo Truppe Volontarie italiano apoyado por el ejército franquista, y en concreto por la División Soria comandada por el general Moscardó. En esta batalla fueron 6500 camisas negras los fallecidos y Guadalajara dio guerra. Gernika, fue bombardeada el 26 de abril de 1937, en el ecuador de la Guerra Civil Española, la ciudad símbolo de los vascos y de su ancestral democracia, símbolo de los Fueros Vascos, fue bombardeada por los aviones de la Legión Cóndor alemana y la aviación legionaria italiana dentro de la operación Rügen. Influyó también la sustitución de Largo Caballero por Juan Negrín, que suspendió la operación, no sin antes pensar en la desamortización de las plazas de Mahón y Cartagena en beneficio de Mussolini. Como he recordado de forma somera, a Largo Caballero le sustituyó un presidente canario, Juan Negrín (PSOE), que suspendió la operación. Evidentemente, Negrín jamás habría permitido vender Canarias a cambio de la victoria. Él se centró en comprar al Reino Unido y Francia, así que su ministro de Defensa, Indalecio Prieto, socialista asturiano, propuso a los ingleses la cesión de los puertos de Mahón y Cartagena. Desvergüenza supina socialista, ayer y hoy y claro, mañana.
Entre la documentación inédita descubierta, el autor destaca cuatro documentos principales, a) la negociación completa de la Operación Schulmeister, b) la confesión de la francesa Montseny sobre la cesión de Canarias y Baleares, c) la propuesta de cesión de Cartagena y Mahón a los ingleses y d) el plan secreto italiano de compra de fincas privadas en Mallorca.
A pesar de la oposición de Franco a la enajenación de Mallorca, Mussolini compró la tercera finca en extensión de la isla con el fin de colonizarla y de establecer una cabeza de puente para el futuro, así llevar a sus emigrantes y crear «un centro de italianidad» que se reprodujera con los años, «siguiendo el modelo de penetración colonial que llevaba años aplicando en Túnez» y casualidad el que estamos sufriendo en España y Europa hoy. Según el autor y su documentación parece que Mussolini quería dominar el Mediterráneo, sin duda, en el oeste se fijó sobre todo en Túnez y en las Baleares. Se estaba preparando para una guerra contra Francia y con las islas podía bloquear el tráfico con sus colonias en África y, además, le serviría de plataforma para atacar Gibraltar y controlar la entrada al Mediterráneo. No lo consiguió al tener a Franco en contra. Ante estos movimientos, Franco firmó tratados con Alemania e Italia de máximo respeto a la integridad territorial de España pues como nacionalista exaltado, no estaba dispuesto a ceder territorio, y la ayuda militar de Hitler y Mussolini la estuvo pagando con créditos bancarios y ventajas económicas y comerciales hasta 1967.
En Palma de Mallorca, los italianos tenían un laboratorio fotográfico y convirtieron su propiedad en su principal base aérea en unos terrenos que ahora ocupa el aeropuerto de Palma. Parece que Mussolini compró más fincas y empresas en Mallorca, y puede que alguna siga perteneciendo al Estado Italiano en la actualidad, pero seguir un entramado de empresas pantalla y testaferros no es nada fácil, y tampoco necesario, entramados que es el sistema que usan los corruptos hoy en día y en España tenemos verdaderos “doctores” en ello.
Así las cosas. Las Islas Baleares formaban parte del «sueño imperial» de Mussolini. Destaca el aumento de la presencia humana y de la influencia cultural italianas en las islas de la mano de oscuros personajes como Arconovaldo Bonaccorsi, más conocido como el conde Aldo Rossi, un sanguinario escuadrista que quería convertir Mallorca en un laboratorio fascista. Los documentos desvelan que el mayor control político de la zona se registró al inicio de la contienda y desapareció progresivamente en 1937, optando por una sigilosa penetración económica y social para esquivar las operaciones de la inteligencia británica.
Tras estas averiguaciones uno piensa si realmente hubo algún tipo de posibilidad de que este plan llegara a completarse, pero las evidencias dejan claro que, aunque Largo Caballero no llegó a un acuerdo con Hitler y Mussolini, las probabilidades de llevar esta idea a buen puerto fueron extraordinariamente altas. Recordemos siglos anteriores la compraventa de tierras por tratados irreverentes, Gibraltar como ejemplo. Lo cierto es que este episodio inédito de la guerra civil no se conocía porque apenas queda rastro de él en los archivos oficiales, era un tema tan delicado que casi toda la documentación se destruyó o se hizo desaparecer.
Lo descubierto es que, ya en mayo de 1937 la guerra ya estaba demasiado avanzada para alcanzar un acuerdo, influyó el cambio en el gobierno republicano, que pasaría a ser presidido por Juan Negrín y con un nuevo embajador en París, Ángel Ossorio. Además de la crítica batalla de Guadalajara que hirió el orgullo de Mussolini, el ataque sobre Guernica y los bombardeos de Barcelona o Valencia en los que participaba la aviación italiana.
Alemania siempre estuvo dispuesta a negociar, de hecho, hubo reuniones en París, Bruselas, Estocolmo y Estrasburgo, y esta actitud revela que les importaban más los intereses nacionales propios que la ideología. Como ahora, morales hay muchas, saca del cajón la necesaria. Francia y Gran Bretaña, estaban escandalizados y nunca lo hubieran permitido, asevera el escritor según investigaciones en la práctica los británicos llenaron las islas de espías y exigieron constantemente a Mussolini el abandono de las Baleares y el respeto de todo el territorio español pero podían haberlo hecho si Franco no hubiera jugado sus bazas y la arbitrariedad socialista se hubiera impuesto, se hubiera vendido otra vez Mahón, esta vez a los italianos y el Puerto y ciudad de Cartagena.
Así y debido a que la situación de la República era tan desesperada que hasta se tanteó un pacto similar con la Alemania nazi, interesada en la producción agrícola y en las minas de hierro. Da prueba de ello una confesión de Federica Montseny, la exministra anarquista de Sanidad, en una carta enviada el 31 de mayo de 1950 al historiador Burnett Bolloten y que permanecía inédita en los fondos de la universidad estadounidense.
Los contactos con el führer se realizaron también a través de José Chapiro. El agente de Araquistáin se reunió en dos ocasiones con los nazis, en marzo y abril del 37, con el director del Reichsbank, Hjalmar Schacht. Un tercer encuentro tendría lugar en Estrasburgo poco antes del bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor. Hitler envió a un agente llamado Gruber que exigió un documento oficial al gobierno de Largo Caballero para saber si la propuesta iba en serio. Pero las conversaciones encallaron ya que Schulmeister no podía entregar pruebas que aplanasen el compromiso antifascista de la República.
Informe de Chapìro con las condiciones italianas
“… interésala a los dirigentes de la República, podemos volvernos a ver y discutir los detalles.
Esta condición política general puede, pues, resumirse así: admisión de una emigración compacta de italianos en el territorio español en una cifra de 150.000 a 200.000. De esta cantidad la mitad iría a las Baleares y el resto a la España peninsular. Además, la República cedería a Italia, en las Baleares una o dos zonas aéreas, interesándole menos las bases navales. Yo he objetado sin discutir el fondo que, aunque la República consistiera en ello al proceder a la realización de un acuerdo”