PENSANDO EN VOZ ALTA: CORONAVIRUS (Y 2)

PENSANDO EN VOZ ALTA
CORONAVIRUS (Y 2)
El emperador y filósofo Marco Aurelio combatió una terrible peste del s. II d.C. En sus Meditaciones escribió:
«La corrupción del alma es una peste mucho más perniciosa que la insalubridad del aire. Esto es una epidemia para el animal, únicamente como animal, en tanto que la otra (mentira, disimulo, ostentación, molicie) es la epidemia del hombre como hombre».
Dos noticias curiosas, antes de pasar al COVID-19:
Primera: Hace aproximadamente un siglo una gran gripe asoló al mundo entero. Se desconoce exactamente de donde provenía. Investigadores han ubicado el origen del brote en Asia, centro de Europa o al noreste de Francia, donde había una gran afluencia de soldados de distintas partes del país debido a la Gran Guerra. Lo cierto es que desde marzo de 1918 existen casos de la conocida como gripe española.
Pese a su nombre, la enfermedad no tenía nada que ver con España. De hecho, el primer caso español se documentó en Madrid en mayo de 1918, meses después de haberse diagnosticado en otros rincones del mundo. La cuestión era que las potencias que participaban en aquel momento en la Primera Guerra Mundial hicieron todo lo posible por ocultar las noticias sobre la enfermedad. La censura reinaba en todo el mundo. Sin embargo, España se mantuvo neutral durante el conflicto y no hizo nada por esconder las elevadas cifras, por lo que se creó la falsa creencia de que España era el país más castigado.
Segunda: La extraña enfermedad que mataba a los ingleses del siglo XVI en menos de 24 horas: El virus, llamado también sudor anglicus o pestis sudorosa, presentaba unos síntomas similares a los de la gripe: fiebre, dolores en el cuello, las extremidades y de cabeza, estremecimientos, sensación de debilidad, vómitos y una gran sequedad. Pero en un momento dado, el contagiado empezaba a sudar de forma horrible y a acelerársele el pulso. Muchas personas morían en menos de 24 horas. ¿Y cómo se transmitía? Ese es uno de los aspectos más misteriosos del sudor inglés: algunas fuentes refieren que las ratas fueron las portadoras de un tipo de hantavirus que los humanos contraerían al entrar en contacto con restos de algunos de estos animales; también se dice que se difundía a través de las aguas residuales.
El lunes pasado, día 16, comenté la primera de las formas en que acabaremos con el COVID-19… aquí van las dos restantes.
Forma 2: El coronavirus desaparece gracias a las medidas sanitarias.
El coronavirus es similar al SARS en muchos aspectos: ambos son coronavirus que se originaron en murciélagos, y ambos probablemente saltaron de los animales a las personas en los mercados chinos. Los dos virus comparten alrededor del 80% de su ADN. Así que el resultado del nuevo brote podría ser similar al del SARS, también.
El SRAS mató a 774 personas e infectó a más de 8.000 entre noviembre de 2002 y julio de 2003, pero desapareció en 2004. Los expertos en salud pública y las autoridades trabajaron arduamente para localizar, diagnosticar y aislar a las personas con el virus para forzarlo a que «desaparezca por sí solo», explica Morse.
La propagación del SARS se limitó finalmente a través de cuarentenas, restricciones de viaje, campañas de información pública y revisiones en los aeropuertos: los mismos tipos de intervenciones que China, EE.UU. y otros países están instituyendo ahora.
Si esos esfuerzos llevan a que el número de personas susceptibles al nuevo coronavirus caiga por debajo de cierto umbral, dice Morse, el brote puede ser contenido. En ese escenario, desaparecería con el tiempo o se convertiría en algo parecido al Zika o al H1N1, virus que siguen circulando, pero entre muchas menos personas que al principio.
Sin embargo, el SARS era mucho menos contagioso que el nuevo coronavirus. Los pacientes de SARS tampoco eran contagiosos hasta que mostraban síntomas, mientras que las personas pueden transmitir el nuevo coronavirus incluso cuando no tienen síntomas.
Es más, las personas que han contraído el nuevo coronavirus y se han recuperado pueden volver a contraerlo en el futuro, según las autoridades sanitarias, ya que el cuerpo no se vuelve inmune después de la infección.
Todo esto hace que sea mucho más difícil detener la propagación del coronavirus.
Forma 3: Las farmacéuticas fabrican una vacuna. Morse y Adalja aseguran que una vacuna es esencial si el mundo quiere controlar definitivamente el coronavirus.
La administración Trump está buscando crear un paquete de gastos de emergencia multimillonario para combatir el coronavirus, yal menos mil millones de dólares de esos fondos se destinarían a los esfuerzos para desarrollar una vacuna, informa The Washington Post.
Morse dice que muchas de las intervenciones de salud pública que se están llevando a cabo ahora son una «acción de contención para evitar que el virus se propague a corto plazo hasta que consigamos una vacuna».
Cinco compañías farmacéuticas líderes (Johnson & Johnson, Regeneron Pharmaceuticals, GlaxoSmithKline, Moderna, y Gilead Sciences) han anunciado planes para investigar y desarrollar tratamientos para el nuevo virus. Algunos están desarrollando vacunas desde cero basadas en el código genético del coronavirus. Otros están probando los medicamentos existentes para determinar si son eficaces en el tratamiento del nuevo virus.
Llevar una vacuna al mercado ha sido históricamente un proceso arduo y de varios años. (La vacuna del Ébola, por ejemplo, tardó 20 años en hacerse.) Pero Moderna ya ha desarrollado una vacuna y la ha enviado para ensayos clínicos en personas. Sin embargo, es probable que se tarde otro año en determinar si la vacuna es segura y eficaz.
Aun así, el rápido trabajo de desarrollo de vacunas de Moderna es «incuestionablemente el récord mundial», dice Anthony Fauci, director de la división de enfermedades infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud, a The Wall Street Journal.
«Nada ha ido nunca tan rápido», añade.
Afirma Morse que cuanto antes se cree una vacuna, antes veremos un «cortafuegos» contra la propagación del coronavirus.