PENSANDO EN VOZ ALTA : PALABRAS

PENSANDO EN VOZ ALTA
PALABRAS
He de confesar que, hoy día, tomarse un café en una cafetería, bar, restaurante o lugar al uso es algo más que deleitarse con el mismo. Ya que el deleite y el goce puede ser doble si el azucarillo correspondiente o el envase que alberga al edulcorante lleva impreso alguna frase o pensamiento que nos hace recapacitar sobre la misma, y de esta forma, sobre todo si estamos solos, hacernos preguntas relacionadas con lo leído. Por supuesto, si estamos acompañados, puede ser motivo de diálogo y confrontación intelectual con la persona que compartamos el café, infusión o un delicioso asiático.
Aquí, recopilo algunas de esas frases:
«Antes de juzgar, busca la verdad; antes de lastimar, ponte en su lugar».
«A veces hay que arriesgarse a hacer cosas nuevas. Si aciertas será tu recompensa, si te equivocas será una lección».
«Donde hay soberbia, habrá ignorancia. Donde hay humildad, habrá sabiduría».
«Jamás te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo».
«No hay que derrumbar nuestros sueños, hay que derrumbar las barreras que nos impiden cumplirlos».
«No todos los días podrán ser buenos, pero siempre hay algo bueno en cada día».
«Nunca renuncies a algo que realmente quieres, es difícil esperar, pero más difícil es lamentarse».
«Nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo intentes».
«Para días grises, paraguas de colores».
«Prohibido rendirse, respira hondo y sigue».
«Que las cosas no salgan como esperábamos, muchas veces es lo mejor que nos puede pasar».
«Serás feliz me dijo la vida, pero primero te haré fuerte».
«Ten cuidado con las falsas ilusiones, a veces crean sentimientos verdaderos».
Los autores de las mismas son desconocidos, pues no aparece el nombre de quien la pronunció o escribió. A continuación, reflejo cuatro que si llevan firma.
«La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió» -Francisco de Quevedo-.
«No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje. Vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad» -José Mújica-.
«La imperfección es belleza, la locura es un genio y es mejor ser absolutamente ridículo a ser totalmente aburrido» -Marilyn Monroe-.
«Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas, cuando vean que no te pueden detener, te dirán como lo tienes que hacer y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti» -Maxwell-.
Hasta aquí algunos de los pensamientos con los que nos podemos deleitar tanto en cuanto que saboreamos café, infusión o el ya citado asiático. Pero ahora quiero detenerme en una palabra y una corta frase que me sacaban de mis casillas cuando, a lo largo de los muchos años dedicados a la docencia -matemáticas-, invariablemente, el alumno al que le explicaba, la pronunciaba.
La palabra es: ¿Siempre? Me explico, en forma de diálogo:
Alumno: Este problema no lo entiendo.
Yo: Comienzo a explicarle cuales son las bases de “ese” problema… reitero “ese” problema. Con un enunciado claro y conciso.
Alumno: (Este es el momento que me sublevaba) ¿Siempre?
El pupilo lleva mal lo de pensar, lo de razonar, lo de plantearse hipótesis varias… ya que piensa que eso se hace de la misma forma, sea el enunciado que sea. Quieren fórmulas concretas y las fórmulas es lo último a aplicar… si es que la hay. Todos aquellos que sean docentes de la materia, me imagino que me entenderán perfectamente.
Otras veces vienen apurados con un “monstruoso problema” que en su vida han visto nada igual -en palabras del discípulo-. Lo lees y, la mayoría de las veces, es una solemne tontería, a poco que pienses -repito que eso de pensar lo llevan mal, no se si en los centros docentes los entrenan para dicho menester-. Le resuelves el ‘gran dilema’ en un pis pas y, un tanto molesto o enfadado, sueltan la, para mi temida, frase corta… «¿Y ya está?». Los miro, deseando tener rayos en los ojos y poder destruir esa apatía intelectual que se adhiere a la piel de muchos alumnos. En definitiva, son solo eso… palabras.