PENSANDO EN VOZ ALTA: VA POR TI…MARUJA por Paco Marín
PENSANDO EN VOZ ALTA
VA POR TI…MARUJA
Hoy, 7 de enero de 2019, damos sepultura a una amiga…más que amiga. Para mis hijos fue “la tía Maruja”. Una mujer excepcional. Cariñosa. Siempre con la sonrisa en la boca, presta a echarte una mano en lo que necesitaras. Madre de siete hijos y abuela de un montón de nietos… y bisnietos. Esposa que fue de Manolo -gran hombre que nos dejó hace mucho tiempo-. Maruja te has ido sin despedirte de mí, te has ido en silencio…tal y como hacías las cosas importantes. Recuerdo nuestro último paseo, este pasado verano, por la playa, esa comida que tuvimos juntos con dos de tus hijos. No volveré a disfrutar tu alegría y sonrisa; sonrisa serena, sincera, luminosa. Nunca te conocí un mal gesto. Siempre te recordaré y te llevaré en mi corazón el tiempo que me quede antes de ir junto a vosotros, se que Manolo y otros amigos me esperan para echar esa partida de dominó que pendiente quedó…
Maruja me has dejado la mente en blanco y mirando a ninguna parte, intentando pensar… pienso en la muerte, no en balde uno está ya al otro lado de la montaña dirigiéndose con paso firme y decidido a la meta, una meta a la que todos llegaremos… “la muerte”. Pienso en la muerte, miro a mi alrededor y veo que es absurda la situación y, en cierto modo, me enfado pensando «te mueres y ya está». No me digan que no es indignante, «te mueres y se acaba la historia». Es muy triste que uno se entregue en cuerpo y alma a esta absurda competición que es vivir para desembocar en la muerte; y se acabó, jopé, pienso que es muy fuerte, no le veo sentido. Quizás, ahora, en tu nueva dimensión, Marujilla, si le encuentres significado.
Te pasas la vida, más o menos puteado… ¿para qué?, para morirte. Tiene narices que hagas lo que hagas todos tenemos el mismo premio “la muerte”. Por todo ello, si el premio es la muerte, pienso ¿para qué? ¿Para qué andar puteados todos los días de nuestra vida, si al final… crematorio o tierra? ¿Para qué andamos dándonos guantazos unos a otros, si guanteadores y guanteados tendrán la misma recompensa?
¿Para qué las guerras? ¿Para qué molestar al prójimo? ¿Para qué hacer el mal? ¿Para qué pisotear y escupir al que te acompaña en esta absurda carrera? ¿Qué sentido tiene soportar las gilipolleces y tonterías que ciertas personas quieren imponernos sí o sí? Desde que uno acude por primera vez al colegio intentan marcarte, una vez unos y a la vez siguiente otros, ¿para qué? Pienso que ¿para qué nos complican la vida los políticos? En definitiva, no saben hacernos el tránsito a la muerte más cómodo: Viene uno y dice que esto es blanco, al rato viene otro y dice que es gris y un poco más tarde un tercero dice que es negro. ¿En qué quedamos? ¡Leche! Faciliten el viaje, hagan que todos disfrutemos de lo mismo, si la recompensa es la muerte para todos ¿por qué no tenemos todos la misma vida? ¿Para qué tanta pelea, tanto horror, tanta inquina?
Realmente me enfado conmigo mismo y me pregunto ¿para qué? Es muy fácil, para algunos, hablarnos de que hay vida después de la vida; una vez, a una pregunta por el estilo, alguien me dijo que mucho de todo esto es cuestión de fe… yo le contesté que fe es ese cajón de sastre al que se recurre cuando no se tienen muy claras las respuestas.
¿Para qué llevarnos mal? ¿Por qué no llevarnos bien? ¿Por qué no eliminar las rencillas, las guerras, abusos, latrocinios, homicidios… todo lo malo, todo lo que nos hace daño? ¿Por qué no ser todos iguales, si al final la muerte, lo único cierto, nos iguala?
Siempre me pregunto, cuando alguien hace daño, de cualquier tipo, ¿qué consigue con esa acción? Juro que no lo entiendo. Cuando se pisotea al prójimo para atesorar más y más indecentemente ¿qué se siente? Al final, pisoteador y pisoteado, crematorio o tierra. Aún estoy esperando que alguien venga desde la dimensión correspondiente y nos ponga al día. Seamos mejores y seamos iguales antes de acabar esta carrera, por muy de moda que esté el correr. Se que todo es una ilusión, se que es imposible, pues la incongruencia forma parte del ADN humano. Pero sea lo que sea por lo que estamos aquí me seguiré preguntando ¿Para qué?
Maruja, nunca hiciste mal, nunca tuviste una mala palabra, siempre estabas de guardia y pendiente de todos los que alrededor tuyo pululábamos… desde donde estés échame una mano para intentar entender todo lo absurdo de este mundo y poder sonreír con tu fuerza y determinación hasta que me toque marchar. ¡¡¡Hasta siempre Maruja!!!