Rincón literario de Paco Marín

Rincón Literario de Paco Marín: «Bosquesanto»

TÍTULO:     Bosquesanto

AUTOR:      Silvia Rodríguez Coladas

EDITA:       Editorial Fanes (2022, octubre)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14 x 21 cm. Número de páginas: 348. PVP: 18,90 €. ISBN: 978-84-124678-8-8

Historia distinta, muy fresca, diferente. Capítulos cortos e intensos; unas veces la sonrisa aflora y otras no das crédito a lo que lees.

Lectura muy recomendable donde la retranca está muy presente. Muy interesante la narración en primera y tercera persona.

Personalmente, me impresiona que sea una primera novela, pues mucho es el oficio que destila.  

«En la pequeña localidad de Bosquesanto, al norte del país, desaparece inexplicablemente Eladio, uno de sus vecinos más odiados. Tras este suceso, la Guardia Civil acomete una investigación, que se complica más de la cuenta cuando surgen nuevos y terribles acontecimientos que quebrantan la aparente paz comunal. De forma paralela, el causante de los mismos —un misterioso asesino, de personalidad atípica y carácter inestable—, reflexiona en su fuero interno acerca de la justificación de su proceder en aras del bien común, la ecología, la justicia y la sostenibilidad.

Las fuerzas vivas del pueblo y las que no lo son, ni casi ya están vivas, intentan sobrellevar la situación como pueden e, incluso, sacar provecho de ella a pesar de sentir esa amenaza constante, a la que empiezan a habituarse».

“Bosquesanto” es una novela negra costumbrista impregnada de un sarcástico sentido del humor que nos introduce en el rural, con sus peculiares tradiciones y estilo de vida, y se interna en la cabeza de un homicida cargado de reivindicaciones.

Silvia Rodríguez Coladas (Pontedeume, 1970) es codirectora del jardín botánico de Excelencia Internacional del Pazo de La Saleta, colaboradora en la revista LOmagazine, sección “Con EstiLO” y en la revista Literarte, sección “El Anticuario de Palabras”.

Licenciada en Derecho, se dedicó al mismo durante más de una década entre Galicia y Madrid. En 2003 empezó a trabajar como jefa de prensa en la editorial madrileña ‘La Factoría de Ideas’ donde estuve diez años. Durante ese tiempo creo su alter ego “Sylvie Tartán” protagonista del blog de estilo de vida “El Purgatorio de Sylvie Tartán”, siendo contratada por Citroën España para escribir la columna quincenal titulada “Ellos me ponen” sobre el mundo del motor. Desde 2014 hasta 2020 dirigió el certamen de poesía a nivel nacional “Nuestra Musa, la camelia”.

Formó parte del equipo de comunicación y prensa de la Feria del Libro de Madrid en su edición de 2021. En ese mismo año salió a la luz su relato “Dulce amor” en el libro “Pil-pil y lacón con grelos” de varios autores vascos y gallegos.

“Bosquesanto” es su primera novela, pero amenaza con muchas más.

Charla distendida y muy agradable en La Saleta con Silvia Rodríguez Coladas… Gracias…

P.- Por favor presente a Silvia Rodríguez Coladas.

R.- A pesar de ser gallega de pura cepa, donde más tiempo he vivido hasta ahora ha sido en Madrid donde estudié la carrera de Derecho y me dediqué al mismo durante varios años. En cuanto pude, salté al mundo de la comunicación editorial, algo más acorde con mi personalidad creativa y fue, durante ese período, cuando pude dar rienda suelta a la necesidad, adormecida hasta entonces, de escribir, primero en un blog personal y después para una multinacional. Urbanita acérrima, en dos mil catorce, de nuevo, di un golpe de timón a mi vida y regresé a Galicia para vivir en un pequeño pueblecito. Ahora soy peor que los exfumadores con el tabaco: ¡Aldeana convencida y un poco beligerante en temas de respeto a la Madre Naturaleza! Sin llegar a ningún radicalismo absurdo, ¡que conste!

P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?

R.- Comencé a escribir a finales de dos mil dieciocho, creo recordar, por necesidad; necesidad espiritual. ¡Me explico! Siempre había querido lanzarme al gran formato. Escribía reseñas de libros y alguna pequeña historia personal en mi blog, pero, aunque lo deseaba, he de reconocer que no tenía la inspiración suficiente como para crear una trama. ¡No es tan fácil! Cuando me vine a vivir al rural gallego, me recibieron las musas con los brazos abiertos y no es que quisiera escribir, ¡es que empezó a ser una obligación vital! Trasladarme de la capital a la aldea, fue un choque cultural y de costumbres muy grande en todos los aspectos y escribir supuso una terapia para sobrellevarlo y hacer mi particular transición, como le comentaba, de amante del asfalto a rústica entusiasta. 

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace “Bosquesanto”?

R.- Comienzo a escribir “Bosquesanto” tras casi cuatro años viviendo en Galicia, en un lugar bastante aislado, el Pazo de La Saleta, en Meis, Pontevedra. El título de la novela obedece al nombre del pueblo en el que se desarrolla la historia y este topónimo inventado procede del paralelismo con la palabra “camposanto” que es un cementerio, un lugar donde se entierran cadáveres, solo que, como es el bosque lo que predomina, sustituí el primer término. Al llamar al pueblo protagonista así, quería estigmatizarlo como futura necrópolis. En cuanto a por qué nace este pueblo imaginario en mi cabeza, la página cinco del libro, antes de la dedicatoria, casi casi contesta a la pregunta: Una novela basada en fantasías reales. Empecé a escribir esta novela para poder hacer en la ficción lo que no podía hacer en la vida real. ¡Enseguida me explico! En las poblaciones pequeñas, cuando se instala alguien de fuera, puede ocurrir que a algún vecino no le haga gracia y emprenda su particular campaña de mobbing para que se vuelva por donde ha venido o para que se someta a sus caprichos y pareceres: córtame este árbol porque me molesta, quita esto de aquí, no hagas esto porque está mal… Así me pasó a mí. Amanecía en nuestro jardín con plantas descuartizadas, árboles quemados… muy al estilo de El Padrino. (Por cierto, ¡un vecino recibió también una cabeza de jabalí ensangrentada hace unos meses también como mensaje!) Hubo un momento en el que, tras varias denuncias un poco inútiles ante la Guardia Civil, mi impotencia degeneró en rabia y tuve que cargármelos… Eso sí, ¡en la ficción! Y fue ahí, cuando empecé a escribir, a ver todo con una perspectiva distinta y a ¡hasta reírme de la situación! ¡Una terapia eficaz y productiva porque me quedé muy a gusto!

P.- ¿Se ha documentado de alguna forma o todo es producto de su imaginación? ¿Hubo mucha corrección?

R.- ¡Hay de todo! La parte que se refiere a venenos vegetales —lo de envenenar es algo muy femenino—, no la tuve que investigar mucho ya que tengo algunos conocimientos sobre qué plantas pueden acabar con una vida, porque me fascina el tema y las tengo aquí a mano, pero sí tuve que documentarme en cuanto a los efectos en el cuerpo y posibilidades de supervivencia de la víctima. También necesité asesoramiento farmacéutico, en algún aspecto. Y, aunque puede parecer un pueblo muy loco el que describo, muchas costumbres son reales y típicas, algunas las conocía y otras no. Quise introducir bastante costumbrismo gallego, ya que me parece muy atractivo.  Para ello, aparte de mi vida aquí, tuve que leerme varios libros sobre costumbres mágicas y ancestrales gallegas; un tema que seguiré explotando literariamente porque creo que es un filón y una forma de perpetuar y expandir nuestro riquísimo y primitivo acervo cultural.

En cuanto a correcciones, tuve la gran suerte de que la novela no se tocó en su esencia por la editorial Fanes. Ni el título, ni nada del argumento. ¡Les encantó y me lo hicieron saber a los pocos días de recibir el manuscrito! Fue algo inédito ya que soy consciente de que se puede estar meses y años para poder publicar una primera novela. En mi caso, fueron días que no llegaron ni a una semana. Por supuesto, siempre se cuelan cosas y en esta segunda edición las hemos rectificado.

Según las nuevas tendencias, también quiero apuntar, “Bosquesanto” sería hoy políticamente incorrecta porque sus personajes no utilizan ningún eufemismo y se llama a todo por su nombre. Si tuviera que someterme a esos límites como autora, preferiría no escribir.

P.- ¿Es usted la primera persona que escribe, y publica, en La Saleta? ¿Es buen lugar para inspirarse?

¡Curiosísimo que me haga esa pregunta! Porque no, no soy la primera que se pone a escribir aquí. En el pazo, una casa grande del siglo XVIII, donde vivo y que se dedicó a labores agrícolas en su día y fue restaurada por mis padres en los años noventa, puede que sí sea la primera. Pero en la finca primigenia del jardín de La Saleta, la anterior propietaria, Margaret Gimson (británica a la que tuve el placer de conocer) escribió un libro más pacífico que el mío y también más serio —no era ficción— sobre su experiencia al llegar aquí con su marido desde Inglaterra en los años setenta. ¡También ella tuvo esa sensación de choque entre dos culturas! Aunque de forma muy distinta y su reacción también fue diferente. El libro se titula “Eugenio’s New Neighbours: In Spanish Galicia” y se puede comprar por Amazon UK. 

Y sí, es el lugar ideal para cualquier persona creativa. Mi marido, Víctor López-Rúa, artista plástico, ha ubicado en este jardín muchas de sus obras y yo, desde que publiqué “Bosquesanto”, no he dejado ya de escribir. ¡La inspiración se ha apoderado de mí! Vivir aquí te cambia la vida, aparte de los grandes muros de piedra y el aislamiento, el jardín botánico que rodea la construcción, de especies de todo el mundo, es pura fantasía. Durante dos meses al año recibimos visitantes de todo el mundo para verlo y conocer gente tan diversa también es muy inspirador para crear perfiles.

P.- ¿Cuánto hay de usted en la protagonista?

R.- Todos los personajes llevan algo mío, supongo que es lo normal en los escritores. A veces detalles insospechados, como el diente de leche del boticario. Eso sí, yo no me lo cepillo con un utensilio distinto al que utilizo para el resto de la dentadura. 

La asesina se toma la justicia por su cuenta, y esa sí que es una fantasía mía que nunca, ¡creo!, haría realidad. Es la gracia de escribir, que puedes actuar a través de tus personajes y disfrutar muchísimo con cosas que nunca te atreverías a hacer, ¡en principio! La protagonista considera que las vías ortodoxas no funcionan y llega a extremos a los que creo que no se deben llegar. Compartimos el amor por el orden —en su caso, muy extremo— y nuestra religiosidad, pero espero que su parte de “tarada”, sus múltiples tocs, su extremismo y su creencia de que está en posesión de la verdad, con tan terribles consecuencias, no sea un carácter común conmigo ¡Creo que no!

P.- ¿Qué importancia le da al ecologismo?

R.- ¡Muchísima! Y creo que, si todos pusiéramos un granito de arena, mejoraríamos mucho nuestro maltratado planeta, aunque el mayor beneficio lo obtendríamos nosotros mismos. Hablamos de salvar el planeta como si fuera algo ajeno, pero realmente es salvarnos a nosotros. Pero, ¡ojo!, creo que el ecologismo está siendo prostituido por algunas empresas que se han sumado a un cierto lavado de cara sin que, realmente, hayan dejado de contaminar. Lo que, en Criminología, se califica como “Green washing”. Una apariencia externa de ecologismo para engañar al consumidor. Además, creo que se está convirtiendo en un negocio más, en una forma de captación de votos también y que lleva a consecuencias absurdas muchas veces. Lo más ecológico que hay es consumir con medida y evitar generar residuos y daños y/o darle, a esos residuos una segunda vida de alguna forma. Por eso, porque se está convirtiendo en una moda algo que debería ser una forma de vivir de todo ser humano, quise llevar al extremo esta palabra tan manida ahora de “sostenibilidad” y la menciono en el primer capítulo a propósito. La asesina busca que sus propios asesinatos sean ecológicos y no contaminen. En ningún caso se le pasa por la cabeza que es peor el remedio —quitarle la vida a una persona o intentar hacerlo al menos— que la enfermedad. Resumiendo, estoy un poco cansada de que ahora todo sea sostenible y ecológico y que, realmente, apenas haya cambiado nada. Es como ir en avión privado ultra contaminante a dar una conferencia sobre cómo proteger el medio ambiente. ¡Una incongruencia!

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?

R.- ¡Leo absolutamente de todo porque me gusta todo! Narrativa general, no ficción, terror (adoro la literatura vampírica tradicional), novela histórica (me gusta mucho la antigua Roma), aventuras, humor, ciencia ficción, biografías, filosofía, novela policíaca, fantasía y ¡autoayuda y hasta he leído algo de novela romántica! Esos dos géneros que venden tanto y que nadie confiesa que lee. Actualmente estoy centrada en ensayos sobre naturaleza, jardines, vida saludable… por lo que luego contaré. Y además creo que no hay libro, por muy malo que sea, del que no se aprenda algo. Sé que mucha gente no estará de acuerdo conmigo, pero, aunque sea algo nimio, según mi parecer, todos tienen algo aprovechable. 

Al tirar de tanta variedad, es difícil escoger. Me han fascinado libros de Emily Brontë, de Stefan Zweig, Vargas Llosa, García Márquez, Nabokov, David Safier, Robert A. Heinlein, H.G. Wells, Bram Stoker, Thomas Mann, Miguel Delibes, Carmen Laforet… En mi adolescencia me marcó Agatha Christie.

Es cierto que cada vez selecciono más lo que leo porque cada vez valoro más mi tiempo —cada vez me queda menos—, pero de vez en cuando, igual que te saltas el régimen de comida saludable y te lanzas al “fast food”, pues te pones a leer algo ligero o simplemente, breve. Son lo que yo denomino “libros sorbete”, que te sirven para descansar entre obras maestras u obras de alto nivel intelectual.

P.- Como lectora, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Qué está leyendo ahora mismo? 

R.- Soy una dinosauria y adoro el papel. ¡Libros en papel, siempre! Además, no consumen batería. Sí, ya sé que hay que cortar árboles para hacerlos, pero yo, que vivo al lado de grandes y horrorosas plantaciones de eucaliptos jóvenes (especie australiana, no autóctona) de crecimiento rápido y que se plantan exclusivamente para vender su celulosa, no veo el problema de que se corten cada cierto tiempo. Menos, existiendo también el papel reciclado. Y las casas llenas de libros me encantan. Me parecen paraísos en la forma y en el fondo.

El libro en papel es uno de los regalos más bonitos que se pueden hacer a una persona y transmitir de generación en generación.

Y aunque soy una carca en muchísimos sentidos, el audiolibro me parece un invento fantástico y un gran placer escucharlo cuando el narrador es bueno. Desde que salieron los primeros, en las antiguas casetes, soy consumidora. Ahora los compro a través de una plataforma, obviamente. Si conduzco por autopista, suelo ir audioleyendo. Así amortizo mi tiempo al máximo y no tengo esa sensación de pérdida. ¡Me lo paso bomba con este invento y espero que la DGT no lo prohíba nunca!

Estoy leyendo en papel “Una mente bien ajardinada. Las ventajas de vivir al ritmo de las plantas” de la psiquiatra y horticultora Sue Stuart-Smith (Editorial Debate) que me parece fascinante y que forma parte de la documentación necesaria para lo que estoy escribiendo. 

Y, por otro lado, me encuentro audioleyendo “Pedro Páramo” del mexicano Juan Rulfo narrado por Mauricio Carrera (Editorial RM Verlag) que es una auténtica delicia. 

P.- Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- “La piedad peligrosa” de Stefan Zweig (también titulada “La impaciencia del corazón”).  Me lo recomendó mi padre hace muchísimos años y es el único libro que me he releído hasta ahora y cada vez me gusta más. Es novela, pero aporta una gran enseñanza para la vida.

“Cumbres borrascosas” de Emily Brönte. Esa atmósfera violenta y oscura me cautivó. ¡No quería que se terminase! Fue una gran inspiración para escribir “Bosquesanto” desde mi gran admiración y respeto. Esas cumbres borrascosas podrían estar ubicadas perfectamente en Galicia.

P.- ¿Qué manías tiene usted a la hora de escribir?

R.- Mi gran manía es buscar un buen título. Me parece fundamental. Y si necesito un par de días o una semana antes de escribir para elegirlo, pues hasta que lo encuentre no me pongo a teclear. Soy incapaz. ¡Para mí fue un regalo que la editorial no me lo cambiara!

Y, por supuesto, mi gran necesidad es de silencio y aislamiento. Por suerte, vivo en un lugar en el que sólo se escuchan pajarillos y poco más. Las casas vecinas están bastante lejos y coches pasan muy poquitos. 

¡Y el teléfono móvil lejos para no tener tentaciones de mirarlo! 

P.- ¿Cuál fue su experiencia en el mundo editorial?

R.- Fui jefa de prensa de la editorial madrileña “La Factoría de Ideas”. Me dolió mucho que desapareciera; era un referente. Fueron unos años estupendos, todo era muy distinto a ahora porque el panorama ha cambiado muchísimo en poco tiempo. Lo bueno es que, como escritora, al haber estado al otro lado, soy comprensiva con aspectos de los que se quejan otros escritores y pude encontrar rápidamente una editorial que quisiera publicar mi obra.

P.- ¿Qué opinión le merece los festivales de novela negra?

R.- Me parecen tan fantásticos que no entiendo cómo en Galicia no hay ninguno… ¡que yo sepa, al menos! Es algo rarísimo a lo que deberíamos ponerle solución inmediata. 

Todo lo que acerque la literatura a los ciudadanos —y a un género tan ameno y adictivo como el negro—y haga que pasen menos tiempo pegados a una pantalla me parece una buena obra. Fui invitada por Getafe Negro a una mesa redonda sobre noir gallego y estuvo muy interesante. Ahora hay muchísimos festivales de novela negra repartidos por nuestro territorio nacional y eso es buen síntoma. ¡No todo son malas noticias, crisis y guerras! ¡Bravo por la labor que hacen!

P.- Venda su novela ¿por qué hay que leer “Bosquesanto»?

“Bosquesanto” tiene intriga, descubrir quién es el asesino es una de sus bazas. Hay pistas, aunque es difícil verlas, por supuesto, de eso ya me he encargado yo.

Te introduce en la cabeza de un asesino: los capítulos en primera persona se alternan con los narrados en tercera, sobre lo que va aconteciendo en el pueblo y cómo reacciona este ante el ser peligroso que anda suelto. Esto hace que sea de muy fácil lectura, muy dinámica y que no suponga esfuerzo leerla ni siquiera a los lectores ocasionales. Son capítulos cortos para evitar el aburrimiento a toda costa.

El lector va a descubrir costumbres gallegas, sorprendentes venenos naturales… También a una serie de personajes típicos de los pueblos, que, aunque nos parezca ficción, se acercan mucho a la realidad.

He querido que fuera lo más original posible y por ello, la asesina se lleva algún que otro chasco y hay giros inesperados. 

¡Y todo regado con buenas dosis de sarcasmo gallego! Hay gente que me ha dicho que se ha reído a carcajadas. No era mi intención, porque el humor negro gallego lo llevo en los genes y no lo hice a propósito, simplemente, salió. Hacer reír es infinitamente más difícil que hacer llorar. Así que, ¡hurra por conseguir sonrisas y hasta risas! Yo soy la primera que me divertí creando este ecosistema y a sus habitantes.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son? 

R.- Actualmente estoy escribiendo un libro de no ficción, cuyo título ya tengo elegido, por supuesto, sobre el cambio de vida de la gran ciudad al campo y mis experiencias de vivir en un jardín y la felicidad que te reporta. Va a ser un libro ameno que no pretende convencer a nadie para que me imite, aunque estoy segura de que a alguno le dará el empujón que necesitaba. (¡Espero luego no sufrir represalias si se arrepienten después!) Lo que sí me gustaría es que acercara a la naturaleza —o al respeto a la naturaleza— a personas que no quieren saber nada de ella. Algo que, a todas luces, no es bueno. ¡Es ir contra nosotros mismos! Me siento obligada moralmente a contar lo que a mí me ha pasado y todos los beneficios que me ha reportado. Desde la gran ciudad también se puedo uno conectar con la Madre Naturaleza si quiere y eso es maravilloso. 

Tengo, además, una novela vampírica entre manos, que va a ser también muy gallega y muy negra, ¡ya lo voy avanzando! La idea parte de dos hechos históricos, uno conocido a nivel mundial y otro más local, de aquí, de Galicia. Ambos confluyen en un punto y yo los uno y, a partir de ahí, me voy a hinchar a muertes misteriosas, intriga y un cierto aderezo de humor que siempre es sanador y relajante. ¡Sin él no podríamos vivir!

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