Rincón literario de Paco Marín

Rincón Literario de Paco Marín: «El día que nací yo»

EL PRÓXIMO DÍA 6 DE FEBRERO ANA MARÍA ALCARAZ ROCA SERÁ LA INVITADA DE “LOS JUEVES LITERARIOS EN EL TEATRO ROMANO” A LAS 18:30 HORAS. POR LO QUE PRESENTAMOS LA OBRA DE LA CUAL HABLAREMOS.

TÍTULO:     El día que nací yo

AUTOR:      Ana María Alcaraz Roca

EDITA:       MurciaLibro (2024, mayo)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15,5 x 23 cm. Número de páginas: 382. PVP: 18,90 €. ISBN: 978-84-15516-75-0

Leer “El día que nací yo” me ha supuesto un verdadero placer… por lo que he aprendido y por lo que no debemos olvidar. Una historia narrada de una forma impecable, que te atrapa desde el principio y te aprisiona el corazón, la mente y las entrañas en muchos momentos. No dejen de leerla.

Personalmente me ha atrapado, además, por un par de cuestiones. Cuestiones que comentaremos cuando charlemos personalmente con la autora.

En esta novela, la escritora Ana María Alcaraz Roca desarrolla un brillante trabajo de reconstrucción biográfica, transmutando al territorio de la novela los avatares del maestro Enrique Piñana Segado (1909-1979).

El descubrimiento casual, por parte de la nieta del maestro, de una carpeta olvidada en un cajón repleta de notificaciones y apelaciones pertenecientes al expediente de depuración que el docente sufrió durante los años de la posguerra, ha permitido construir esta historia, cuyos sucesos reales, aunque pasados por el tamiz de la inventiva, debieron de producirse de una manera muy aproximada a como lo cuenta la escritora (a juzgar por la minuciosidad e insistencia con la que los documentos jurídicos exponen y vuelven una y otra vez sobre los hechos, y también por las declaraciones de los diversos testigos, que no siempre declararon la verdad).

La dolorosa injusticia que supone el atropello impune de una persona inocente, un profesional de la enseñanza que llega a ser apartado de su vocacional oficio, junto a la intensidad emotiva que la prosa de Ana María Alcaraz, contundente y efectiva en todo momento, aporta al conjunto, todo ello converge y coadyuva a convertir las páginas de este libro en una auténtica delicia que el lector sensible a historias intensas y bien construidas sabrá apreciar en su justa medida.

Ana María Alcaraz Roca (Los Nietos, Cartagena, 1960) es maestra de Educación Primaria.

Ha participado en diversos recitales por toda la geografía regional, organizados por entidades públicas y privadas. También en homenajes a autores como Alberto García Ulecia, Josefina Soria y María Teresa Cervantes.

Sus poemas y relatos aparecen recogidos en numerosas antologías y revistas, como Ágora o Baquiana, entre otras.

Tiene publicados dos poemarios, “Entre el cielo y el agua” (2001), “La cara oculta de la luna” (Ed. Pluma Verde, Murcia, 2019), y otro de contenido etnográfico: “Cuatro Romances y una leyenda” (Excmo. Ayuntamiento de Fuente Álamo de Murcia. Enero 2008). Una selección de sus poemas aparece recogida en el libro Poesía en el Archivo, volumen 3 (Ed. Tres Fronteras, Murcia, 2010).

Entre sus publicaciones en prosa destacan dos novelas: “No crecieron rosas sobre sus tumbas” (Ed. Aglaya, Cartagena, 2007) y “Sirenas en la niebla” (Ed. Tombooktu, Madrid, 2016).

Un placer inmenso dialogar con Ana María Alcaraz Roca… Gracias…

P.- Por favor recuerde, a los despistados, quién es Ana María Alcaraz Roca.

R.- Soy una maestra jubilada, vivo en Los Belones. Llevo en esto de la escritura varias décadas y he publicado tres novelas, dos poemarios y varios relatos y poemas, recogidos en antologías y revistas literarias.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace “El día que nací yo”?

R.- “El día que nací yo”, surgió de un encuentro casual entre la nieta del protagonista, Enrique Piñana, acaecido el 10 de mayo de 2022.  En él, Belén Piñana, me contó someramente las circunstancias vitales de su abuelo y que estaba buscando a alguien, que aprovechando la documentación que poseía, las narrase en forma de novela. Al escuchar que se trataba de un maestro que había sido represaliado tras la guerra civil me interesó mucho el tema. Dejé pasar dos meses mientras reflexionaba sobre la cuestión. Después de ese tiempo, decidí que debía escribir el relato porque era una forma de resarcimiento, una manera de sacar a la luz la injusticia de la dictadura franquista.

P.- ¿Por qué ese título? ¿Tiene que ver algo con una canción?

R.- Tiene muchísimo que ver. He de aclarar que los títulos de mis novelas me cuestan mucho trabajo y este no fue menos. En un momento de la redacción del texto, que fue ardua y complicada, la imagen del protagonista se mezcló con la de mi abuelo Antonio. Fue algo así como una visión, algo muy raro.

Recordé que mi abuelo siempre cantaba el comienzo de esta famosa copla cuando las situaciones lo superaban, cuando la fortuna le era esquiva. Me puse a investigar sobre la composición y hallé que pertenecía a la película Morena Clara, estrenada en 1936 (fecha clave en el desarrollo de la historia).  Este hallazgo fue definitivo y, dadas las circunstancias que marcaron la vida de Enrique Piñana, decidí que este debía ser el título.

P.- ¿Cómo obtuvo la documentación? ¿Cuánto tardó en redactarla?

R.- Gran parte de la documentación me la proporcionó Belén Piñana, nieta del protagonista: fotos familiares, poemas, revistas en las que el maestro colaboró, su tesis doctoral (dedicada a su abuelo) y lo más importante: sus expedientes de depuración y de juicio sumarísimo. El resto lo obtuve de libros de mi biblioteca y de algunos otros que necesariamente hube de adquirir para documentar la vida juvenil del maestro en la Guadalajara de las primeras décadas del siglo XX. Me resultó especialmente útil el número 18 de la revista ‘Péndulo (Papeles de Bastitania)’ para relatar el contexto de la guerra civil y la represión en la provincia de Granada, lugar donde ejerció como maestro el protagonista.

Como he dicho, la redacción fue compleja. Me resultó difícil encajar toda la documentación, los poemas y el contexto además de rellenar los “huecos” mediante la ficción. Tardé once meses en terminarla.

P.- ¿Qué papel ha ‘jugado’ nuestro cronista José Sanchez Conesa?

R.- José y yo mantenemos una gran amistad desde hace bastante tiempo. Sin su intervención   jamás hubiese escrito esta novela. Él fue el mago que agitó la varita.

He hablado antes de un encuentro fortuito entre Belén Piñana y yo, pues bien, este fue la entrega de premios Fernando Garrido en el que nuestro cronista había sido galardonado. Él nos presentó y nos sentamos juntas. Allí, en el salón de actos del ARQUA, comenzó a gestarse esta historia.

P.- ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención, a la hora de redactar la novela?

R.- Yo ya había abordado antes, en mi primera novela, el tema de la represión franquista, por lo tanto, no debía haberme sorprendido nada, pero sí, me produjo una especie de estupor comprobar que un maestro que había sido apoderado de la CEDA en las elecciones de 1933, con unas ideas claramente conservadoras y católico hasta la médula hubiese sido represaliado. No lo entendí hasta releer el excelente libro de María Antonia Iglesias “Los maestros de la República”.

P.- ¿Cuál fue el único «crimen» que cometió Enrique Piñana Segado?

R.- Enrique Piñana cometió dos “crímenes” a los ojos de las nuevas autoridades surgidas tras el fin de la guerra civil. Uno de ellos fue ejercer su libre opinión durante el periodo republicano, plasmada en alguno de sus poemas, pero el “más execrable” fue ser maestro.

P.- ¿Por qué se depuraron, especialmente, a los maestros, con la llegada del régimen franquista?

R.- Desde los primeros momentos, tras el golpe de estado, las autoridades franquistas tuvieron claro que había que “limpiar” al personal de Instrucción Pública. Este hecho está avalado por un decreto firmado por Franco el 8 de noviembre de 1936 en el que afirmaba que “era preciso una revisión total y profunda para extirpar de raíz esas falsas doctrinas que con sus apóstoles han sido los principales factores de la trágica situación a la que fue llevada nuestra patria”. Para ello crearon las comisiones depuradoras que ponían en marcha nada más conquistar un territorio.

En otras palabras, el Magisterio como transmisor de los valores republicanos fue el primer objetivo del bando vencedor. Fascismo y cultura están reñidos y el ejercicio del poder dictatorial exigía la extinción de la semilla de la libertad de la mente de los educandos.

P.- Venda su novela ¿por qué hay que leer “El día que nací yo”?

R.- Creo que es una novela que debería ser leída porque pone de manifiesto el sinsentido de la dictadura, la injusticia y el cercenamiento de vidas que comporta.

También porque narra unos tiempos muy polarizados, lo que nos lleva a una reflexión sobre los que vivimos, pero fundamentalmente porque sirve para que no olvidemos aquella época oscura y terrible que nos tocó vivir y que bajo ningún concepto debemos añorar por mucho que algunos se empeñen en maquillarla.

Creo que, al margen de la historia que narra la novela, la de un hombre bueno cuya vida fue truncada por el fanatismo más feroz, nos debe servir para reflexionar y no olvidar.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- Revisar mi primera novela No crecieron rosas sobre sus tumbas” para una nueva edición y terminar de escribir otra que tengo ya bastante avanzada Donde yo vaya, tú irás”, en la que recreo la historia de una antepasada que fue engendrada para salvar a su madre de la miseria y cuya vida estuvo marcada por la relación tóxica que su progenitora mantuvo con ella.

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