UNA VELADA ECUACIÓN: AZÚCAR +TRIGO = DIABESIDAD + FARMA-NEGOCIO
UNA VELADA ECUACIÓN: AZÚCAR +TRIGO = DIABESIDAD + FARMA-NEGOCIO
Este símil plantea en forma de ecuación matemática, la velada relación de causalidad existente entre el consumo de azúcar y trigo, con la recién bautizada DIABESIDAD, además descubre la confluencia de intereses entre las partes con responsabilidad en este monumental descalabro sin precedentes a La Salud Pública mundial. La obesidad y la diabetes son las dos caras de la misma moneda que van unidas en no pocas ocasiones y constituyen la mayor amenaza para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios de los países desarrollados, ganándose el calificativo de pandemia del siglo 21. Se ha generado una “tormenta perfecta” que no cesa de arrojar afectados, el afán lucrativo de diversas industrias poderosas está por encima del objetivo máximo del bienestar común. Hay que subrayar que los pacientes afectados de diabesidad necesitan el doble de recursos médicos que la media, los costes sanitarios de la obesidad en los EEUU ascienden a 200.000 millones de dólares, entre 1990 y el 2001 se triplicó el número de afectados, repitiéndose cifras parecidas con posterioridad en el resto de países, es la primera vez que los niños estadounidenses tienen una expectativa de vida menor que sus padres. Mientras 800 millones de personas pasan hambre en el mundo, solo la obesidad alcanza ya a 700 millones de individuos y el tratamiento de esta condición de salud requiere gastar el 2,85 % del PIB mundial. En nuestro país el 53% de los adultos están por encima de su peso, el 36% tienen sobrepeso y un 17% obesidad, los niños padecen sobrepeso en un 12% y obesidad en un 14%. Para atender a estas personas gastamos en nuestro país el 7% de los recursos sanitarios, a pesar de que el 82% de los pacientes obesos no se perciben como tales y por lo tanto no son conscientes de su enfermedad. Tras los últimos 25 años en España han aumentado sorprendentemente las personas obesas desde un 7,4 a un 17%, solo un 30% de los españoles tiene un Índice de Masa Corporal saludable inferior a 25. En los EEUU el 40% de las personas son obesas, una proporción superior al doble de la española.
Padecen diabetes 415 millones de personas en el mundo y se pronostica que en 2040 serán 642 millones. En España hay en torno a 6 millones de diabéticos, sabemos que solo algo más de la mitad cumplen con las recomendaciones para” controlar” su enfermedad y que el 40% de los diabéticos terminan padeciendo de insuficiencia renal. En este artículo nos referiremos solamente a LA DIABETES TIPO 2 que se la denominaba diabetes del adulto y representa el 90 o 95% del total de los diagnosticados, siendo la obesidad la responsable del 40% de estos casos, hoy día encontramos diabetes tipo 2 también en jóvenes y en niños por este motivo. La atención de los pacientes diabéticos en España tiene un coste total de 5.447 millones de euros, 1.708 por paciente año, a esto hay que sumarle los costes laborales y gastos sociales, una cifra más de tres veces superior, 17.630 millones de euros adicionales por año, la suma total asciende a 23.000 millones de euros anuales. Este desastre metabólico causa una amputación de miembros cada 30 segundos, es 40 veces más frecuente en personas obesas, la edad media de la diabetes tipo 2 asociada a obesidad en la actualidad es a los 40 años, hace tan solo 10 años era a los 60, pero sin embargo hace 30 años era muy poco frecuente este padecimiento, ¡UNA CRECIENTE LOCURA SIN CURA!
La contabilidad del AZÚCAR REFINADO consumido por habitante y año refleja que se ha producido un aumento proporcional de la obesidad y la diabetes a medida que la población ha ido incrementando el consumo de este producto tóxico en sus países respectivos. Esto es lo que nos ha revelado la estadística y lo que podemos ver en los mapas globales de expansión de la industria azucarera durante las últimas décadas, por eso me gusta el símil de la “ECUACION DE LA DIABESIDAD”. Los expertos conocen este problema y sus posibles soluciones desde hace años, pero la DEBILIDAD de las políticas de salud pública y la magnitud de los intereses creados “en uno y otro lado del charco” hacen imposible una solución a corto o medio plazo. Se ha escrito mucho sobre los denominados “tres venenos blancos”: el azúcar, la harina y la sal cuyo consumo regular y abusivo en las últimas décadas ha traído consecuencias inesperadas muy negativas.
Lo primero que hay que preguntarse es ¿Quién puede poner el cascabel al gato?, por una parte las poderosas azucareras, cuyo ascenso ha sido imparable, financiaron estudios tratando de relacionar la grasa con la obesidad, una hipótesis a primera vista plausible pues podríamos pensar que cuanta más grasa haya en nuestro plato mayor será la grasa que vaya a parar alrededor de nuestro ombligo. Aunque esta fue una astuta estrategia, lo cierto es que la hipótesis de la grasa como generadora de obesidad y enfermedades cardiovasculares resultó ser un fiasco y las azucareras lo han venido ocultando hasta hace pocos años, momento en el que los estudios han demostrado lo obvio, que el verdadero problema está en la enorme cantidad de azúcar que se añade a LOS PRODUCTOS MANUFACTURADOS. Por poner un ejemplo, un estudio publicado en la prestigiosa revista PLOS MEDICINE en diciembre de 2013 analizó y demostró cómo los intereses financieros influyen en los resultados de los ensayos científicos destinados a relacionar el azúcar con la obesidad.
El otro lobby gigante es el de los CEREALES que ejerce una gran influencia en la economía de las naciones, sorprende como estos alimentos se han colocado en el desayuno de la mayoría de los hogares a pesar de NO SER, COMO SE ADUCE, UNA OPCIÓN TAN SALUDABLE (NI TAMPOCO EL ZUMO). El trigo es omnipresente en nuestra dieta pues es la base de una gama interminable de elaboraciones la mayoría de ellas con una larga vida útil, escaso valor nutricional, precios bajos y muy alta rentabilidad para los fabricantes. Destacados ejemplos son el pan en todas sus variedades, las rosquillas, colines, cereales de desayuno, bases de pizas, bizcochos, galletas, sándwich, canapés, tostadas, torrijas, croissants, churros, masas preparadas y un sin fin de repostería, todos ellos cargados de azúcar añadido, sin olvidar la PASTA que se anuncia para ¡todos los días del año! La industria ha tirado de inventiva para seducir también a los más jóvenes, ofreciéndoles una variedad de productos a base de trigo con un alto porcentaje de aditivos, como por ejemplo saborizantes, sal, colorantes, conservantes y otras” guarradas” que los hacen aún más adictivos (el trigo ya lo es por sí mismo). Con este gran arsenal de productos se ha fomentado el snacking que en cristiano significa picotear a todas horas y entretenerse dando gusto a las papilas gustativas a lo tonto, “¿a que no puedes comer solo uno?”, “¡es empezar y no parar!”, exclaman sonriendo los anunciantes mientras “hacen caja”.